La tierra prometida de la sociedad de la información va encontrando día a día nuevos obstáculos. Sibila Camps publico en esta semana un artículo en el diario Clarín donde hace referencia a los obstáculos que encuentran a decir de la autora, los mayores de 45 años para comprender y utilizar las tecnologías de la información y la comunicación. En el mismo artículo Alejandro Piscitelli y Susana Finkielevich hacen referencia a los jóvenes, denominados “nativos digitales”, aquellos que nacieron inmersos en la cultura digital y muestran una adaptación a los medios.
El tema es preocupante en la medida que diversos colectivos van quedando marginados. En el caso de Argentina el uso de de los cajeros automáticos deja a fuera a jubilados y los beneficiarios de los planes sociales, que en muchos casos muestran carencias educativas y cognitivas.Sin embargo el problema no esta solo en estos colectivos sino en el diseño orientado a personas con competencias cognitivas especificas y tiempo para aprender la cantidad de funciones que cualquier aparato actual trae.
Como ejemplo esta semana cambien mi celular por un modelo más moderno y si bien me ubico en el sector tecnológico y con una práctica de años con aparatos, aun no he podido configurar a pleno mi celular por varios motivos:
En un escenario de este tipo queda claro que se requiere de mucha habilidades cognitivas incluso para saber preguntar y hacerse comprender. Mi primera observación ante esta situación dirá a) Existe una mala capacitación en los empleados b) Son jóvenes inmersos en la tecnología pero desde lo empírico de su practica diaria. Esta conjunción sirve para vender celulares no para asesorar.
Uno de ellos me dijo que el problema estaba en que yo era un cliente Premium ante mi duda sobre que me convertía en esta categoría pregunta:
-¿Soy Premium por mis necesidades, saberes y requerimientos o por el tipo de aparato que pido?, pregunto casi con ironía
Mi solución personal le sirve a poca gente pues requiere más de los mismos. Buscar en Internet, ir a los foros, encontrar gente con los mismos problemas de compatibilidad, preguntar, leer manuales originales en ingles y sobre todo probar y probar hasta lograrlo.
La sociedad de la información, la integración y los soportes tecnológicos necesarios para ella no son una sinergia sino mas bien un laberinto en muchos casos innecesario de recorrer, que produce en las personas un malestar y un uso de la tecnología fragmentada.
Es interesante la propuesta que en el mencionado artículo hace Susana Finkelevich:
“formar una organización de usuarios para pedir artefactos de manejo amigable”. “Hace apenas diez años que las compañías empezaron a preocuparse por el usuario —cuenta González—. Como muchas innovaciones cuestan pero finalmente entran, las empresas no terminan de creer en lo que critican los usuarios. Deberían trabajar también en la opción de simplificar”.
Daniel Almada, gerente de Marketing y Comunicación para América Latina de Sony aporta también la visión de la empresa
“Cuando un producto está bien diseñado, por más que cambie el formato tiene como arrastre tecnologías anteriores y formas de interfase humana relacionadas con el estadío tecnológico previo. Hay que tener en cuenta que se fabrica un producto para seres humanos embebidos en una cultura, no para astronautas”,
Es casi obvio que quienes proyectan y diseñan lo hacen con un usuario ideal de referencia y quienes se alejen de su media deberán ajustarse para no morir en el intento o quedar afuera.
Leer artículo en el diario Clarín
La foto que acompaña a este artículo pertenece a Carlos Neri, se denomina “Ejercito de costureras” y forma parte de su exposición virtual.