tecnología, educación y subjetividad

Pensar en red

logo revista fusiónLa revista española Fusión me realizó un reportaje que aparece publicado este mes y que tiene su versión on line. Bajo el titulo Internet el sueño hecho realidad se desarrolla un artículo de Mariló Hidalgo, directora de la revista y las entrevistas a Leonardo Boff, catedrático de ética y teólogo de la Liberación: El “punto dios” en el cerebro y “Pensar el red” a mi, que reproduzco a continuación:

“Pensar en red es una idea que invade cada vez más todas las ciencias y prácticas sociales. Los nuevos descubrimientos que están revolucionando la biología y la medicina plantean que si queremos comprender la vida y curar enfermedades, debemos pensar en las redes del organismo, no en acciones aisladas de las células”. Con esta reflexión el psicólogo y Miembro de la Sociedad Científica GIBBA, Carlos Neri(*) nos introduce en el apasionante mundo de la Red.

-A Internet se la denomina la Red y también la telaraña… ¿Hablamos de lo mismo? ¿Puede ser ambas cosas? -Son metáforas y por épocas se usan indistintamente unas u otras. El desarrollo de Internet desde su tiempo militar, pasando por su etapa académica hasta la etapa mercantil de hoy, ha ido tomando distintos nombres y distintas metáforas. Es a partir del advenimiento de la Web, con los desarrollos de Tim Berners-Lee, cuando la idea de telaraña tiende a cubrir todos los desarrollos. Sin embargo las metáforas abundan y todas tienen algo de real; supercarretera (autopista), virtualidad, ciberespacio. Se hace necesario cubrir los flujos de datos que viajan en forma de electricidad con metáforas mas humanas, más cercanas a la comprensión del hombre. Un estudio reciente habla de mil millones de documentos visibles en la Red, frente a quinientos cincuenta mil millones de documentos invisibles o no recuperables por los buscadores. Aquí una vez mas los algoritmos de búsqueda tienden a encontrar mediante sus robots sólo las rutas más transitadas. Los sitios populares forman, como señala Babarasi, concentradores (hubs) muy potentes que atraen al público y a otros sitios que se enlazan. Por más que uno crea que al escribir está en las mismas condiciones dentro de la Red, nuestra ubicación en relación a esos grandes concentradores nos vuelve casi invisibles. Sin embargo, los enlaces del pequeño mundo me relacionan con otros pequeños mundos.

-“Si queremos comprender la vida que nos rodea debemos pensar en red”. ¿Qué puertas abriría esta teoría cada vez más extendida? -La primera cuestión que da cuenta esta teoría, no es algo nuevo, sino un viejo problema que arrastramos de un estadio de la ciencia donde se parcializaba el objeto de estudio y una disciplina se dedicaba a un tema y marcaba sus fronteras y su mirada. El pensar en red, es pensar en la complejidad, en sistemas abiertos y complejos que se interrelacionan. Los estudios del genoma humano han abierto la puerta a la comprensión y revisión de muchos problemas, pero hoy a nadie se le ocurriría entender al ser humano sólo en su faz molecular. Es el pensamiento en red el que abre las puertas a la conexión entre las redes del organismo humano y las redes sociales. Como señala Joel de Rosnay, en el futuro del camino de las interrelaciones está el hombre simbiótico o la conexión de redes tecnológicas y red neuronal, tema bien transitado por la ciencia ficción. Así surgen nuevas preguntas epistemológicas donde el objeto forma parte del sujeto y el sujeto del objeto, en una nueva complejidad. Una frase de Barabasi nos puede guiar: “el desorden no existe en sí mismo, lo que existe es la falta de conocimientos”.

“Es el pensamiento en red el que abre las puertas a la conexión entre las redes del organismo humano y las redes sociales”

-La sociedad actual ensalza al individuo-objeto, independiente y aislado. ¿Cómo despertar a esa visión de redes? -Si bien en apariencia estamos aislados, en realidad estamos conectados por redes de redes de personas. La mayoría de las redes sociales que existen hoy en día basan su funcionamiento e inspiración en la teoría de los seis grados de separación formulada en 1967 por el psicólogo Stanley Milgram de la Universidad de Harvard. Esto sin dejar de lado, como señala Castells, la tensión existente entre el yo y la red. Si bien se trata de las dinámicas entre pequeños grupos y el todo, hay que entender que lo local también puede incidir en lo global, dependiendo del tipo de redes. La idea de lo que la gente llama intuitivamente globalización muestra individualismos pero percibiéndose como parte de un todo. La construcción de una visión de redes es un proceso largo y no necesariamente lineal, que como toda construcción va del yo al nosotros. Para ello se hacen necesarios gestores del cambio, no necesariamente entendidos éstos como gobierno, sino como formas de organizaciones horizontales. En este aspecto está en juego la redefinición del concepto de minorías y mayorías y el de participación. Lo difícil de definir en esta cuestión es que nosotros mismos estamos inmersos en el proceso de cambio y percibimos más lo homogéneo que lo diverso.

-Siguiendo la ciencia de redes creo que usted estudió en profundidad las redes neuronales. ¿Me podría compartir algún descubrimiento -relacionado con esto- que le sorprendiera especialmente? -Se trata de una historia muy rica, pero muchas veces invisible al gran publico. Como todo lo que proviene del campo de lo formal, sólo accedemos indirectamente, pero los avances que a mi entender más van a impactar son aquellos que se aplican al desarrollo de interfaces (conexiones) hombre-máquina; en el caso por ejemplo de parálisis totales, se trataría de recrear las conexiones perdidas. Redes neuronales artificiales para sustituir funciones de redes neuronales. Comúnmente se lo denomina “manejar objetos con el pensamiento”. ∆

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