tecnología, educación y subjetividad

Cuando la lectura genera dialogo

Cuando la lectura genera dialogo, un yo escritor y un yo lector se indiferencian sin importar el orden de la enunciación. Colorario sin duda de la actividad de los blog. Juliana en ciberescrituras ha ¿contestado? de una forma magnifica mi post sobre la formación de lectura escribiendo ¿Los lectores nacen o se hacen?. Una reflexión sobre la intimidad del lector, narrando su propio proceso de formación como lectora y a su vez articulándolo con lo social. En una frase del texto nos dice:“En la librería me ocurre con frecuencia que los padres vienen y se quejan de que los hijos no leen, pero cuando les pregunto si ellos lo hacen, a veces me ponen una cara como “ud está loca? Yo no tengo tiempo para eso, pero EL si” Me da risa, pero a veces me genera mucha impotencia ver bebes que aun no leen pero que se apasionan por algún pequeño volumen empastado de poemas pero que sus padres casi siempre les niegan “porque ellos no saben leer” o porque “eso no es para niños”. Estoy convencida de que la relación con los libros es una relación primordialmente sensorial en la infancia y que la libertad con la cual nuestros hijos la puedan vivir redundará en una relación más cercana con el objeto libro y con la actividad de la lectura en general….”

Como señala el tema daría para miles de hojas pero para continuar este enriquecedor cruce, es sorprendente como todas las dimensiones de la discusión están en la misma definición que la Real academia da al verbo  leer:

  1. tr. Pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados. 2. tr. Comprender el sentido de cualquier otro tipo de representación gráfica. Leer la hora, una partitura, un plano. 3. tr. Entender o interpretar un texto de determinado modo. 4. tr. En las oposiciones y otros ejercicios literarios, decir en público el discurso llamado lección. 5. tr. Descubrir por indicios los sentimientos o pensamientos de alguien, o algo oculto que ha hecho o le ha sucedido. Puede leerse la tristeza en su rostro. Me has leído el pensamiento. Leo en tus ojos que mientes. 6. tr. Adivinar algo oculto mediante prácticas esotéricas. Leer el futuro en las cartas, en las líneas de la mano, en una bola de cristal. 7. tr. Descifrar un código de signos supersticiosos para adivinar algo oculto. Leer las líneas de la mano, las cartas, el tarot. 8. tr. p. us. Dicho de un profesor: Enseñar o explicar a sus oyentes alguna materia sobre un texto.

Pasar la vista, comprender, interpretar ocupan los primero lugares, pero el punto 4 articula la subjetividad con “Descubrir por indicios los sentimientos o pensamientos de alguien, o algo oculto que ha hecho o le ha sucedido” y quizás la forma mas reducionista en ultimo lugar, la que nuestros alumnos mas vinculan a la lectura y la que sienten menos placentera: “Dicho de un profesor: Enseñar o explicar a sus oyentes alguna materia sobre un texto….”.

De la lectura como acto intimo a la lectura como forma de la voz autorizada parece un recorrido que a veces nos se realiza y se exige en orden inverso, desde la educación se anuncia que en la lectura hay placer pero se la vincula a obligación.

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Sin comentarios to “Cuando la lectura genera dialogo”

  1. Juliana dice:

    Evidentemente conectados. Haces real aquello que decías de establecer puentes. Hoy mis post han girado casi todos en torno al tema y me convenzo cada vez más de que e ese contínuo que va de la lectura como placer a la lectura como deber podríamos conseguir muchas de las respuestas, o más preguntas. No sé. Por otro lado, es claro para mi que una de las cosas que pone toda esta discusión en el tapete es la concepción misma de educación, donde los libros, por supuesto, tienen un rol neurálgico.
    Sólo una cita de una cita que cito (el trabalenguas o seguidilla es a propósito) en mi último post: “La lectura no es asunto fácil y así debe advertirse. Requiere un tiempo y espacio propios, una soledad buscada, que encuentra numerosos obstáculos en este mundo de permanentes reclamos visuales, de voraz consumismo y de prisas continuas.”
    Como sabes, a cada extremo le encuentro sus ventajas, su fascinación, pero creo que hemos topado con uno de los puntos más críticos ya que es el orígen de todo: la fascinación o no por la lectura.

  2. Naxos dice:

    Hola.

    He leído los posts implicados en esta conversación, dos acá en Moebius, y 3 en ciberscrituras. La verdad es que es bastante descartable que sea la promoción de libros aquello que genere nuevos lectores. De hecho, me parece que la promoción de libros genera más nolectores que lectores. Un libro se lee por otras causas y no porque se haya visto en promoción. Para generar nuevos lectores se necesita algo que trasmita el beneficio es posible encontrar en la experiencia de la lectura. Y es que la lectura ya es algo del orden de la experiencia y por ello la mejor forma de transmitirla es poniendo el ejemplo: independientemente de si se es niño o adulto, quien sea que vea a alguien beneficiando su experiencia usando la lectura como medio, es decir, cualquiera que comprenda que la lectura es no sólo útil sino es un alimento benéfico para nadie más que para uno mismo, tenderá estimularse a ejercer ese beneficio sobre él.

    Todo aquél que no quiera que “le cuenten” verá en la lectura el único medio seguro. Creo que por ahí va la cosa. En mi caso, y a diferencia del caso de Juliana, en casa nadie tomaba un libro para leerlo aparte de mi. Acaso mi padre apenas leía el periódico. Pero mi madre tuvo el atino de dejarme algunos librillos siempre a la mano, sin decirme expresamente que los leyera, y dejando un espacio libre a mi experiencia para decidir leer o no leer alguno. De modo que siempre he tenido muy claro que leer por obligación es una farsa que sólo es útil para llegar “en blanco” hasta la última página.

    Yo siempre he pensado que hay algo de aeróbico en la lectura. Cuando uno lee poco es porque uno es un “obeso mental”. Así como cuando uno corre poco y por ello no aguanta el paso al querer dar la vuelta a la parque, así mismo quien lee poco se queda dormido frente al libro. Estando en el acto de leer y en el paso de una palabra a otra, la lectura hace su propia manivela que dispara al obeso mental hacia el quinto sueño. Por ello digo que leer en realidad es una actividad atlética, la cual implica cierto entrenamiento gradual y habilidades para inventarse las situaciones para hacer llegar el momento de lectura. Hoy en día abrirse un espacio para leer equivale prácticamente a detener el mundo, a bajarse del tren del sentido común, y estar como por fuera del ritmo cotidiano -y ello, a riesgo de que a uno lo tilden de raro o extravagante-. Todo esto se presenta como una grandiosa bronca para quienes no leen: a muchos les resulta ya imposible (osea que sí existen casos perdidos). Lo primero que tiene que enfrentar el no-lector es la inercia de su sentido práctico. Desde este punto de vista, para el no-lector el no leer es más una especie de adicción de la cual no puede salir.

    A mi juicio, el único modo efectivo de generar nuevos lectores es trasmitir los beneficios de la lectura para con uno mismo, sobretodo para que sea por experiencia propia que el nuevo lector supere todas esas microbarreras que hay que sortear y las microperipecias que hay que hacer, para darse al menos unas 2 0 3 horas diarias de buena lectura.

    saludos

  3. […] Cuando la lectura genera dialogo […]

  4. martin dice:

    considero que los lectores se hacen. Al menos ese es mi caso!!!!!

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