El día que viajamos custodiados al congreso de la Nación
A las 7.30 de la mañana, debíamos estar en la Facultad de psicología, donde una camioneta nos trasladaría hacia el congreso de la Nación, sede de la asamblea universitaria. Con esa única información llegamos los consejeros de los tres claustros, sin saber cual era el operativo. El congreso había sido vallado y un grupo de militantes de la Federación universitaria, intentarían una vez mas impedir que la asamblea sesione. En la puerta de la facultad, además de la camioneta con vidrios polarizados, había un patrullero, una moto de la policía, y algún auto más que formaba parte de la custodia. En otras facultades se repetía la misma escena. Era la primera vez que me custodiaban, es más gran parte de mi vida
estudiantil, la pasé perseguido por los que hoy me custodiaban, sobre todo en los años de la dictadura. Era extraño todo. Como en las películas de espionaje, subimos a la hora señalada, una a uno a la camioneta, y nos acomodamos, pensando que íbamos a cruzar las vallas, bajo una lluvia de piedras y huevos. Pero no la camioneta tomo por Belgrano, paso de largo el congreso y se detuvo en un lugar impredecible. Seguíamos sin información, los custodios no eran muy amigos de darla y cumplían a rajatablas el operativo. Uno de ellos me pidió fuego pero volvió al mutismo. No cabía aquí aquella frase del final de Casablanca, de “es el comienzo de una larga amistad”. Y fueron llegando otras camionetas, con mas patrulleros y mas motos. Ya la avenida Belgrano a mas de 15 cuadras del congreso, era un reunión de profesores, graduados, estudiantes, que cansados de esperar en las camionetas, y desinformados, bajaban a conversar, fumar, ir al baño en el bar cercano o de hacerse de provisiones. Corrían las hipótesis de cómo íbamos a atravesar el vallado, algunos decían que marcharían todos los patrulleros y las combis juntas de modo de entrar a fuerza bruta. Sin embargo nadie esperaba lo que ocurrió. Llego una orden, todos a arriba y en marcha. El mutismo del operativo de seguridad seguía. 
Encaramos hacia la avenida Rivadavia y cuando parecía confirmarse la teoría del ingreso por fuerza bruta, nos depositaron en la boca del subterráneo, y en una formación especial para nosotros, nos llevaron en el subte hasta la estación congreso. Bajo tierra como se observa en la foto, la policia tambie la se ubicó de tal modo, que ninguno de los custodiados se cayera a la víasDos estaciones despúes subimos casi corriendo las escaleras,s aliendo detrás de las vallas. De todos modos, algunos empujones e intentos de no dejarnos ingresar hubo, pero llegamos al salón azul Lo demás es historia conocida y la narre en el post anterior: El año que vivimos en peligro en la universidad.
Es una “aventura” que no quisiera volver a vivir nunca mas. El disenso y el acuerdo son las herramientas fundamentales de la democracia, el resto es acción directa, antidemocrática, que no debe ser tolerada, porque una minoría iluminada nunca es el camino a la construcción sino la apuesta a que las instituciones no funcionen.
Tal cual lo enuncio hoy a TELAM el flamante vicerrector: “Jaime Sorín, señaló hoy que los estudiantes que protagonizaron los incidentes en el Congreso impulsan “metodologías equivocadas” y consideró que iba a peligrar el inicio del ciclo lectivo 2007 si no se elegían las autoridades de la institución.
“Estos son grupos minoritarios con metodologías equivocadas que que cuando más acorralados se ven, porque la sociedad empieza a reaccionar, se ponen más violentos”, afirmó Sorín al ser consultado sobre el accionar de los estudiantes durante la reunión de la Asamblea Universitaria.” y el rector en la misma fuente sostuvo:
“En ese sentido, el rector sostuvo que “la función que tenemos los docentes es tratar de convencer a los otros que retomen el buen camino cuando lo han perdido, como la gente de la FUBA”.
“Podemos discutir lo que ellos piensan, sus propuestas, pero en los lugares que corresponden, no en las calles ni a los gritos, sino en los órganos de gobierno que tiene la universidad”, precisó…”
Lastima que no se expresaron todos los actores en ese sentido antes, y defendieron a la inmensa mayoria de los estudiantes, que no piensa como estos grupos y al resto de la comundidad universitaria, que debe trabajar sin dudas para integrar a todos aquellos que esten dispuestos a aceptar las reglas del juego democratico y comprender de una vez por todas que los violentos no deben tener espacio en los claustros.
