Las aulas vacías miran hacia el sur
Hoy no habrá clases en Argentina y rondando el mediodía el paro general se sentirá fuerte, mientras una marcha repudiará el asesinato del profesor Carlos Fuentealba. Escasean las palabras cuando hay que escribir sobre la muerte de un colega, y llevo días pensando que una cadena de sucesos todos evitables, conducen a la represión y el asesinato. Un gobierno nacional que al inicio de las clases anuncia un aumento salarial que muchas provincias no podrían o no querían pagar. Neuquén es una provincia con dinero producto de las regalías del petróleo. También es una provincia manejada como un feudo, por un gobernador Sobisch, que aspiraba a liderar una coalición de derecha junto al candidato a jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri.
Una policía que recibe la orden de reprimir del mismo gobernador y que cuenta entre sus filas activas a un sujeto con antecedentes penales de apremios ilegales y violencia familiar, que aunque todo el peso de la ley caiga sobre el no es su única responsabilidad sino se corre el riesgo de la teoría de un “loco desatado”. Son responsable también los jefes de la fuerza policial que permiten a un sujeto así portar un arma, bajo el argumento de que su condena aún no esta firme. En documento: el momento del disparo, del blog de TN un ciudadano envía la filmación que realiza del momento del ataque al auto y se ve claramente como un auto de la policía se aleja del lugar en una actitud cómplice con el asesino que dispara y huye.
Demasiados hechos encadenados llevan a esta muerte de un docente y esperemos que podamos estar a la altura que no estuvimos antes. Que nadie piense en rédito político, que nadie encuentre en esta muerte un tema de campaña electoral. Que se comprenda de una vez por todos que no alcanza con anuncios de aumentos salariales desde el ministerio de educación si no hay garantías de poder implementarlos Me quedo con la frase de Pablo Mancini de hace unos días Se acabaron las metáforas: Murió el docente herido en la represión de Neuquén.
Es cierto ante la muerte no hay metáforas pero si imágenes como la del gobernador Sobisch huyendo de la casa de gobierno, disfrazado de policía de combate, betún incluido en la cara. Todo un símbolo, todo un respaldo al accionar de la fuerza a la que ordenó reprimir a los docentes.
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