Teléfonos celulares, nuevos alumnos y lo simbólico
El uso de las tecnologías por parte de los adolescentes y la relación con el deterioro de las prácticas de lectoescritura parece ser un problema globalizado. Vía CNN Technology me llega Report: Text messaging harms written language (la mensajería de texto daña la lengua escrita).
Algunos párrafos del artículo son: “La frecuencia de errores en la gramática y la puntuación se ha convertido en una preocupación seria, según expresa un informe de la Comisión de evaluación del estado después de repasar el funcionamiento del examen del año pasado con alumnos de 15 años. La aparición del teléfono móvil y la subida de mensajería de texto como medios de comunicación populares parecerían haber afectado estándares de la escritura según lo evidenciado en las respuestas de candidatos. La “mensajería de texto, con su uso del deletreo fonético y poco o nada de puntuación, parece plantear una amenaza a las convenciones tradicionales en la escritura…”. “Oraciones cortas, tiempos simples y un vocabulario limitado”.
Frases más o menos este tipo de expresiones se escuchan entre los colegas docentes de diferentes niveles. Sin embargo creo que es ver el árbol y perdernos de vista el bosque. Quizás se trata de una observación de quienes crecimos con una tecnología de lectoescritura y desde esa comparamos otro tiempo, muchas veces con una actitud superyoica.
Si pensamos que la escritura se hace cuerpo, es en relación a las tecnologías y medios disponibles en cada época. El lenguaje y su representación en la escritura es el componente básico del universo simbólico. Puede cambiar la representación de escrita a icónica, recordemos que la escritura es un proceso histórico que suplantó y no en todos lados a la oralidad.
Además el peso del habla sobre lo escrito es del orden de la determinación. Estamos ante el desarrollo de un proceso de incorporación y de hacer cuerpo tecnologías determinantes, definitorias como las llamaba Bolter, recordando que modelan la subjetividad, redefinen la relación con la naturaleza y modifican el pensamiento.
El bosque que no vemos son nuevas formas de lo simbólico y las determinaciones en las prácticas de los adolescentes. Quizás estemos a la defensiva, intentando construir imágenes de un mundo que ya no es este y perdiéndonos la oportunidad de utilizar lo conceptual bajo las nuevas formas. Reaccionar desde un pensamiento cotidiano, horrorizándonos, es practica de abuelos sentados en la plaza mirando el mundo pasar. Alguien que opere con conceptos, que apueste al pensamiento crítico, no puede replicar meramente el sentido común
Volvemos a encontrarnos con el tema de la penalización o rechazo de los nuevos medios de comunicación y su “nefasta” influencia sobre el lenguaje; y estoy totalmente de acuerdo contigo Carlos, en eso de que no vemos el bosque porque estamos viendo un árbol. El tema se ha estado discutiendo en foros pequeños y grandes; sin ir más lejos, fue tema del encuentro sobre la lengua en Cartagena de Indias.
Cada día que pasa es más difícil no darse cuenta de la influencia que tiene la comunicación por celular en otros medios como la literatura por ejemplo. Yo insisto siempre en la reflexión acerca de los usos cotidianos del lenguaje y en el idioma como un corpus vivo en permanente modificación. Hay iniciativas en España y otros países para apadrinar palabras en extinción, por ejemplo, que son buenas, anecdóticamente, y porque muestran que las palabras están unidas a los afectos, pero hay que comprender que no se trata de un cuerpo estático y que somos nosotros mismos los seres humanos en sociedad quienes le damos forma, quienes lo cambiamos todos los días. Se nos olvida que El Quijote que leemos hoy día no es El Quijote que escribió Cervantes, como no lo es tampoco la obra completa de Shakespeare, ni la de Góngora, Quevedo, etc. Su grafía, incluso, puede parecernos “inculta” para las normas actuales. Irónico, ¿no?
Enfín. Más importante, y más cercano a lo que nos ocupa en Proyectos al Sur, es el tema de los docentes y de la relación con los estudiantes y con el acto docente en si. Hablas de la práctica de los adolescentes y de las nuestras propias que, aunque más lentas, no nos permiten pensar ya como lo hacían nuestros padres o nuestros profesores con los que muchas veces convivimos en el recinto universitario. El peso de la inercia es muy grande y se transforman como en dos fuerzas contrarias que nos toman de la manga. La de los estudiantes es más divertida, más riesgosa, más borderline pero más interesante siempre que no olvidemos nuestro rol de guía. No con poca frecuencia somos nosotros los que terminamos siendo los aprendices en este mundo de cambios. Creo a veces incluso que tiene que ver con todo el tema del poder (a qué dudar eso) y con el miedo de aceptar que no tenemos todas las respuestas. Por lo menos, en mi caso, la experiencia me ha demostrado que los estudiantes lo agradecen. La labor, a mi juicio, es conducirlos a ver a reconocer aquello que tienen, aquello con lo que han sido formados, alimentarlo, reforzarlos y empujarlos a seguir con sus propias herramientas.
Ahora al cerrar el comentario pienso en la escritura taquigráfica de los sms y en algo que tambien hemos hablado acerca del tiempo y la ejecución de varias tareas al mismo tiempo. Es vertiginoso y no hay pausa, hay que seguir siempre a otra cosa. A veces siento que les hablo en marciano.
Me dejas pensando y creo que se los voy a llevar a clases el tema a ver qué puede salir de allí. Será interesante. Ya les contaré.
Un beso y felíz domingo.
Juliana: Me quedo la propuesta final y llevar este tema a los alumnos. Me parece que retornarles la voz en tu tema que son hblados por todos pero no escuchados, tambien es ponerlos en el hilo de la situación y permitirles narrar su experiencia y su conceptualización aunque desde un marco teórico distinto quizás no suene pobre.
Se qeu para muchos estas p`ropuetas equivalen a abrir una caja de pandora, donde solo nos llega el olor y las voces, pero poco sabemos que hay adentro