tecnología, educación y subjetividad

“All that felicidad” o las contradicciones musicales de los 60

palito ortega

La revista Viva de Clarín dedica la tapa y una extensa nota a los 40 años del tema “La felicidad” del cantautor Palito Ortega. Independiente de la mala calidad del tema musical cuestión que no impidió el éxito internacional, el artículo Nuestros años felices, aborda el contexto sociopolítico de lo años 60:

“El año 1967 estaba lejos de ser “ja, ja, ja, ja”, como dice la canción. El general Juan Carlos Onganía había llegado unos meses antes con una pretensión de instalarse en el poder sin límites ni plazos, tal como lo haría después la dictadura de Videla y sus secuaces. Estudiantes y profesores habían sido apaleados en la Facultad de Ciencias Exactas, lo que no sólo terminó con la autonomía universitaria sino que inició el drenaje de científicos que aún continúa. El peronismo proscripto era como una olla a presión que tenía a la sociedad argentina en ebullición, como quedó demostrado unos años más tarde. Y ése era también un país que hoy, aunque parezca contradictorio, nos provoca cierta nostalgia. Todavía era la Argentina industrial, en la que no se corría (tanto) la coneja. La gente de clase media podía comprarse fácilmente y en cuotas un departamento a estrenar o, por caso, un tocadiscos automático marca Wincofon: exactamente en diez pagos de lo que entonces eran 2.270 pesos (“fuertes”). Y con la púa del Winco avanzando por un surco de un disco fabricado con acetato, sonaba a todo volumen La felicidad …”

Y un párrafo muestra las contradicciones entre tipos de músicas y cuestiones políticas:

Pero así como fue amada, la canción también fue detestada. “Ortega pasó pronto a ser un símbolo de todo aquello que los hippies argentinos repudiaban, con el agravante de que Palito también era joven, una especie de propagandista del mundo adulto en el planeta joven. Ciertamente, una canción como La felicidad era la negación del espíritu rebelde de los tiempos, y así fue entendida y denostada. Pero no sólo eso. Hubo también, en aquel rechazo visceral, una cierta incomprensión del fenómeno social que representaban las formas de idolatría juvenil de principios de los ’60. Finalmente, tras el repudio a La felicidad se escondía una mirada de clase de la que el incipiente rock nacional no pudo sustraerse. En otras palabras, el problema con Palito no era sólo que cantaba canciones superficiales; él era también el epítome de lo mersa , en un tiempo en el que la maquinaria del pop aún no había ejercitado una ironía tan afilada como para poder citar o reciclar esos signos de una cultura popular sin duda novedosa”, sostiene Pujol. Palito no es ajeno a ese debate de amor/odio con los progres, hippies y rockeros..”

Por entonces yo tenia 10 años y vivía esas contradicciones en mi familia, entre los que el tango, la música de “la nueva ola” y mis primos con la rock incipiente, denominado por entonces la música progresiva.

Un aniversario que muestra las tensiones siempre presentes los diversos matices de la cultura.


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