Tomo un taxi. Taxista de mediana edad. Radio encendida. El hombre maneja en silencio, excepcional en los taxistas. Se escucha “En el boulevar de los sueños rotos” de Sabina. Un semáforo interrumpe la marcha. El hombre se da vuelta y me dice “que genio este Sabina”. Pone en marcha el auto, suspira y vuelve al silencio.
Espécimen raro y en extinción el de los taxistas sensibles de Buenos Aires, bajo y le dejo propina, por el aire acondicionado y por la música compartida. Cada uno sigue su vida.
Hermoso. Tu canción favorita y yo que recién termino de leer “Ciao, Verona” ese triste, o más bien nostálgico, cuento de Cortázar que recién ha visto la luz. Dejos de Brahms y tardes nubladas, amores imposibles y deseo. Allí cada uno sigue con su vida.
Es lindo poder seguir la vida juntos …
besos