Una imagen de Periodistas 21 que vale para críticos, editores y demás actores del proceso editorial
Tarde o temprano a todos los ámbitos profesionales les llega su red social. Vía comunicación cultural leo Nace la red social ediciona.com.
En base a un relato mítico sus creadores dan cuenta del origen de Ediciona: blog, web y red social dedicada al mundo editorial.
En Comunicación cultural, Javier Celaya escribe Innovación en el sector del libro, un excelente resumen de los tres días que ha pasado en la feria del libro de Londres donde nos cuenta “he tenido la ocasión de charlar con los responsables de los proyectos de digitalización de las principales editoriales a nivel mundial (Harper Collins, Hachette, Random, etc.) y todos ellos están sorprendidos por el auge en 2007 de la venta de libros de creación literaria, ensayos y poesía en formato digital…”
Este material debería ser de lectura obligatoria para todos los participantes de la discusión sobre el cambio de plan de estudio de la carrera de edición en la UBA.
Allí platea un escenario donde las editoriales parecen haber tomado en serio el tema de la digitalización de sus productos: (más…)
Noticias.com de cuenta de la llegada de Bubok.com en El próximo best seller nacerá en Internet. Se trata de “un servicio/plataforma/espacio sencillo, potente y eficaz de auto-publicación online que permite a cualquiera convertirse en su propio editor y publicar sus libros sin costes, sin límites. Bubok, como aliado del autor ofrece tanto a escritores como editores todas las herramientas y servicios necesarios para publicar y vender sus obras en formato electrónico o papel, con tiradas desde un solo ejemplar.
Desde novelas, libros de recetas a libros técnicos, todo persona que tenga algo que contar podrá vender sus obras en formato papel o electrónico y sin tiradas mínimas…”
Cuando esta mañana empecé a recibir mensajes por mi ausencia en
Aquí comienza el tema de las marcas hechas hace tantos años por el mismo que lee o para ser sincero por otro que soy yo mismo qué cambio de enfoques tantas veces. Es cierto las hice yo las marcas pero hoy hubiese hecho otras. Algunas quedan. Es difícil leer un libro que el lector previo selecciono las lexias, y aunque sea yo mismo, es un trabajo intelectual con mi formación, contra mis recuerdos y un placer reencontrarme con otro verano tan distante pero en algunas cosas tan cercanas. Anzieu me sigue causando el mismo placer y Pichon Riviere me vuelve a asombrar. Los grupalistas franceses me deleitan como por entonces. Y el contexto se vuelve texto, no solo de los grupos sino de mi lectura.
Es cierto estoy ausente de
Cuando fui a comprar el diario al kiosco habitual de los veranos en Mar del Plata, me encontré con una cantidad inmensa de libros usados, incluso colocados en una biblioteca pequeña en el kiosco. No pregunte por el dueño de esos libros, sino fui conociéndolo al recorrer con la vista los lomos de los libros. Nuestros libros hablan más de nosotros que nuestros amigos más íntimos. Debo reconocer una sensación agridulce mientras oteaba por los títulos. Una hipótesis me surge rápido el dueño murió y los herederos no comparten su pasión por los libros. El hombre era sin duda un arquitecto, por la proliferación de libros de arquitectura y de arte. Lector de clásicos y de poesía e incursionador en temas de filosofía. Sin embargo abierto a las nuevas tendencias de su época. Lomos amarillos y colecciones históricas habitan este pequeño escenario atiborrado de libros, que hoy conviven con las revistas de actualidad y los diarios.
El joven que atiende el kiosco me aclara los precios 2 , 3, 4 y 10 depende del libro. Una primera mirada mercantil, me demuestra que los valores han sido puestos en la primera hoja, en relación al tamaño del libro. El joven desconoce el contenido, que se exhibe casi obscenamente a menos de 3 dólares. Para aclararme el panorama me avisa que si llevo muchos el precio baja. Sigue su oferta mostrandome colecciones de cd, “en buen estado” donde en la pila de adivina la novena sinfonía y algún Malher .
Me alejo del kiosco habiendo comprado la primera edición de “Por art”, de Oscar Massota y prometiendo volver. De hecho había llevado dinero solo para el diario y con monedas complete la compra, debiendo algunas. Me lo dio igual, se notaba el apuro de sacarse de encima todos esos “molestos libros viejos”, que ocupaban lugar en la geografía de su kiosco. O quizás un trabajo lento pero eficaz del olvidar al dueño de la colección, que insiste en vivir en las letras adquiridas, en las marcas de sus lecturas.
En el blog de Enrique Dans aparece Japón y el libro electrónico uno de los pocos casos exitosos de publicación electrónica para celulares. Como señalaba hace unos días se trata de entornos de “las narrativas con restricción retórica”
“Una novela en particular, Koizora traducida al inglés como “Love Sky”, ha vendido ya más de 1.2 millones de copias. La novela cuenta la historia de una adolescente que es acosada y violada en el colegio, está escrita fundamentalmente para un público joven femenino – el segmento donde se da un mayor uso del teléfono móvil -, y tiene un desarrollo estilístico completamente adaptado al soporte: utiliza frases muy cortas y sencillas con palabras básicas, emoticonos, espacios para mostrar cuando un personaje está pensando, practica una casi total ausencia de descripciones de escenarios y personajes, y utiliza sólo un limitado subconjunto de caracteres kanji, el permitido por los teléfonos móviles…” (más…)