tecnología, educación y subjetividad

De la tekné al empleo de la informatización por Verónica Analia Fernández

Nota: el siguiente texto fue escrito por la Maestranda: Verónica Analia Fernández en el Seminario: Cátedra Abierta de la Maestría Psicología Educacional a Cargo: Lic. Carlos Neri

De la tekné al empleo de la informatización

Dar cuenta del Nacimiento de la Modernidad es pensar que el sujeto produce un viraje respecto a los conocimientos que tenía adquiridos por imagen y semejanza de un Dios en el Medioevo. Ese Sujeto Moderno comienza a apropiarse de aquello que le compete en el mundo terreno, dando cuenta de aquellas dudas que lo atañen en tanto sujeto con un conocimiento logrado a partir de un garante lógico que es un Dios Matemático (Descartes, 1637). Sin embargo, la representación que posee de dicho mundo sólo tendrá su razón de existencia en tanto dude y mientras dude dé cuenta de su existir. Sólo se pide que ese sujeto utilice metodológicamente, en forma correcta las leyes del método.
La realidad para el Racionalismo tiene que ver con aquello heredado por el Dios lógico que se transformará en conocimiento adquirido en tanto el Empirismo pase a ser el legitimador del conocimiento sustentado por la experiencia y deje a la Razón como secundaria de las impresiones sensibles.
Las categorías de tiempo y espacio son aquellas que darán cuenta de que el hombre sólo puede conocer en tanto haya una interrelación entre ambas variables, que aunque parezcan naturales, sólo se habrán adquirido en tanto un Consenso social, (también construido en un tiempo y espacio determinado) pueda dar cuenta de ellos.


El tiempo sólido, junto a un espacio determinado, eran condiciones de estabilidad y de logros que podían conquistarse a lo largo del tiempo de acuerdo a la apropiación que pudiera dar cuenta cada uno de los sujetos de acuerdo a sus experiencias sensibles o metodológicas.
La construcción del objeto por parte de un sujeto cognoscente piagetiano tiene como condiciones de posibilidad que el tiempo y el espacio se encuentren estables, sean condiciones para que el mismo demuestre la solidez y la permanencia que necesitan, para que puedan llevarse a cabo los procesos de asimilación y acomodación necesarios así como también, para que el mismo se pueda reconocer como un conocimiento seguro.
Dicho conocimiento se producía en un contexto donde el proceso y el proyecto a lo largo de la vida eran concebibles como estables e inmutables y cuyas modificaciones podían ser sólo ínfimas, sin giros abruptos. La concepción de aprendizaje y enseñanza eran acordes a los tiempos de dicho conocimiento sólido. Un maestro que provocaba el conocimiento en un alumno que se hallaba como tabula rasa, que no poseía datos a priori y que los adquiriría con la interacción y el actuar de ese maestro en sí mismo.
Hoy, pensar en esa forma de conocer y de aprehender al objeto de conocimiento, parecen ser parte de un universo alejado, donde la impresión que se pueda llevar a cabo en el mismo dan cuenta de un pasado al cual no tenemos acceso directo sino que podemos entreverlo sólo como parte de nuestra herencia. A pesar de ello, ese pasado no es tan lejano ni tampoco da cuenta de una forma tan alejada a nuestro presente vivido. Ocurre que la técnica y los aparatos tecnológicos produjeron virajes abismales en la vida y en las representaciones de los sujetos. Ya no se puede pensar en una copia fiel de la cosa sino en una representación que ha cambiado junto a la cotidianeidad y a la apropiación que se produjo de los diferentes objetos de conocimiento. De un mundo sólido a la incertidumbre de lo líquido, de un sujeto que se mueve al son de las olas sin tener un punto de apoyatura firme y sin dejar que ese futuro en un pasado no tan lejano era el objetivo fundamental de todo esfuerzo, hoy se desvanezca en el quehacer del aquí y ahora. Una Gestalt que ya no es sólo la suma de las partes y su interacción con el todo sino que conforma un universo dinámico que da cuenta de múltiples movimientos que posicionan al sujeto como un sujeto móvil, en un mundo líquido, atravesado por un espacio y un tiempo líquidos.
La tecnología produce un cambio no sólo en tanta herramienta de conocimiento sino en tanto produce modificaciones en la mentalidad subjetiva. La subjetividad puesta en juego no es aquella que dimos cuenta con el advenimiento de la ciencia Moderna. Este sujeto es un sujeto activo, pero no sólo con sus vivencia sino con aquello que ha adquirido a través de un conocimiento racional propio así como también transmitido a lo largo de generaciones por otros que le han permitido afianzarse y ser un Ser en potencia que permita el desarrollo de sus facultades mentales y su quehacer psicológico. Dicho quehacer es aquel que da cuenta de sus actitudes, sus movimientos, y su ser en el mundo como ser responsable frente al otro garante del conocimiento.
El Mundo líquido es un posibilitador de cambios así como también de incertidumbres, la información que es un campo abierto al tomar y al adquirir también es un elemento límite que permite dar cuenta de que no todo es para todos en un mundo de desigualdades e inestabilidades. ¿Qué lugar para el sujeto en esa absorción constante de información? ¿De qué forma el quehacer del conocimiento lleva a un sujeto a replantearse como sujeto activo y no quedar presa de aquello que él mismo ha construido?
En este interrogante es importante tener en cuenta que además de pensar en un sujeto cognoscente también es significativo que el cuerpo ocupa un lugar importante en el quehacer cognoscitivo. Sin embargo, cabe destacar que ese cuerpo, en el mundo efímero es un cuerpo que también es desfalleciente y evanescente.
Un cuerpo que se oculta tras la pantalla, tras los nuevos artilugios posmodernos y que se enmascara de las identificaciones que el otro quiere oír y que desea ver. Por ello, el nuevo sujeto es un sujeto que se construye y se des construye incesantemente y que debe modificar aquello que creía hasta el momento como asequible a nuevos propósitos dado que esa información a caído en desuso y ha tenido que modificarla por nuevas conexiones más actualizadas. El concepto de conexión a diferencia del de asociación brinda la imagen de elementos que se chocan y se bifurcan tantas veces como contactos sean posibles establecer. El mundo Iluminista pensado desde la perspectiva Rousseauniana daba cuenta de una sociedad que sólo se podía construir sobre determinados cimientos sólidos en tanto los lazos entre los ciudadanos fueran lo suficientemente estables y pudieran perseguir un fin en común. El concepto de común fue virando y ya no se piensa en la asociación sino en la conexión que permite que los elementos, en relación a los tiempos líquidos fueran rápidos de cambiar así como de modificar el contenido con el cual fue llenado el recipiente. Por ello, el individuo no se piensa en tanto formando parte de un imaginario compartido sino de una sociedad con propósitos propios que se encontraban por fuera de los lazos que puedan dar cuenta de los vínculos con sus pares, quienes en algún momento pueden ser sus compañeros, sus profesores, sus jefes y con los cuales si bien en determinados ámbitos se mantengan relaciones jerarquizadas, en la red se interconecten de igual a igual, o formando parte de un paisaje donde el todo pueda mixturarse con las partes, donde las partes den cuenta o no del todo o donde ese todo no necesariamente tenga una superioridad a la suma de las partes. La información guarda circuitos de feedback donde no puede pensarse que va en línea recta, ni tampoco en dirección jerárquica sino que se generan circuitos retroalimentativos, al igual que los nuevos vínculos humanos y aquellos que circulan en torno a ellos. Pensar en la retroalimentación es pensar que hay centros que son alimentadores o nodos de energía, concepto que si bien es extraído de las centrales de suministro de energía, también señala la importancia que posee el potencial energético en dichas conexiones. La misma se dirige en varias direcciones y ello da cuenta de que no sólo el potencial ha cambiado, sino las interacciones entre dichas vinculaciones.
Parafraseando a Bauman : “La caracterización de la modernidad como un «tiempo líquido» —la expresión, acuñada por Zygmunt Bauman —da cuenta del tránsito de una modernidad «sólida» —estable, repetitiva— a una «líquida» —flexible, voluble— en la que los modelos y estructuras sociales ya no perduran lo suficiente como para enraizarse y gobernar las costumbres de los ciudadanos y en el que, sin darnos cuenta, hemos ido sufriendo transformaciones y pérdidas como el de «la duración del mundo», vivimos bajo el imperio de la caducidad y la seducción en el que el verdadero «Estado» es el dinero. Donde se renuncia a la memoria como condición de un tiempo post histórico. La modernidad líquida esta dominada por una inestabilidad asociada a la desaparición de los referentes a los que anclar nuestras certezas” (Bauman, 2001)

La información a la manera de los vínculos y de la decrepitud de los cuerpos, pasa constantemente de foco. Tal como sostiene el Prof. Carlos Neri: “Una serie de procesos tecnológicos y sociales han transformado la noción de conectividad tecnológica en conexión humana, o para algunas corrientes constructivistas en “cognición distribuida”. Se trata, sin dudas, de un cambio en la concepción de la relación entre sujeto y tecnología” (No todo es click, 2006).
El proceso de aprendizaje, a través del nuevo andamio, que es el uso de nuevas tecnologías, construye no sólo una nueva forma de aprender y de sujeto aprendiz o cognoscente, sino una forma de representarse y de analizar a la realidad. La construcción atomicista que se pensaba como la “verdadera” y única posible en el mundo Moderno se ha quebrado. Hoy la interacción permanente entre diversos actores da lugar a una nueva concepción de mundo, de sujetos y de cuerpos en juego. Continuando con lo trabajado por Neri: “A partir de ese momento comienza un clivaje en la historia de la relación entre programadores, usuarios, especialistas y demás actores sociales, un mundo de representaciones tecnológicas”. (No todo es click, 2006).
Si en el Mundo Moderno, y a través de la pregunta cartesiana se llegaba a la verdad a partir de poner todo en duda incluso el pensamiento, pero teniendo en cuenta que si se dudaba era porque se pensaba y mientras se pensaba se existía, hoy la metodología, no es la del análisis geométrico matemático, sino la de la “usabilidad” o mejor expresado “usability”, que trata de una conjunción de factores cuanti y cualitativos. Tal es así que James Hom señala:” El test de usabilidad desarrolla experimentos para obtener información específica acerca de un diseño. Los test tienen su raíz en la psicología experimental, lo que viene a significar la confianza en el tratamiento estadístico de los datos.” (No todo es click, 2006).
La duda da lugar a la usabilidad, a la conectividad, pero no deja toda su herencia, la confianza sigue estando en los datos cuantitativos, en el quehacer numérico.

La concepción de tiempo ha variado, por ello debemos tener en cuenta cuál es el tiempo con el cual estamos tratando. Ya no se trata de las coordenadas témporo- espaciales kantianas sino que el tiempo que brinda un espacio a dichos conocimientos es un tiempo líquido, en un Estado líquido, para brindar una información que también es líquida.
Junto con los tiempos líquidos, las formas de aprehender la realidad se bifurcan. No se trata de ir poco a poco, en forma procesual sino que los saltos que se producen en la lectura y la escritura son hipertextuales. Es por ello que Carlos Neri sostiene:” Los que sobreviven a estas primeras experiencias comienzan a sentir un acostumbramiento frente a lo que no funciona…” y continuando con el pensamiento de Aedo y Díaz (1997) “La desorientación es la pérdida del dominio del lector en el hiperdocumento, mientras que la sobrecarga cognitiva es la excesiva dificultad que presente un sistema a ser utilizado…” (Telarañas de Conocimiento, 2008). Por tal motivo, se deja de lado a la lectura minuciosa y atómica para generar soportes “hipermediales e hipertextuales” que suponen cambios respecto a la fragmentación de la lectura así como el modo de interacción y de interpretación del entorno y de los contenidos.
Una ruptura central es aquella que piensa a un “nuevo sujeto cognoscente”, que deja a las ideas a priori así como también a las impresiones que dejan huellas en su mente. Por ello Diana Zalazar sostiene:”… en el acto de leer lo que interesa es la comprensión lectora, entendiendo que la lectura es un acto de interpretación y reconstrucción de sentido. No se trata ya de la repetición mecánica de los textos ni de la decodificación, sino de una estrategia que genera el lector y en donde se ponen en juego “sus conocimientos letrados” (Telarañas de conocimiento, 2008).
El sujeto que se construye a partir del empleo de nuevas tecnologías, en un mundo que difiere del pensado y sostenido desde la Modernidad, es el sujeto “ conectado”, un sujeto que no adviene a un mundo de sinsentidos sino que en forma constante se encuentra generando nuevos sentidos a los sentidos con los cuales se inserta en el mundo simbólico. No hay repetición mecánica porque tampoco hay procesos graduales, hay totalidades con sentidos que en la interacción provocará segmentaciones y nuevos sin sentidos. Nada puede garantizarse en un mundo plagado de incertidumbre, y llevado a cabo por preguntas y movimientos constantes. Tal es así que la autora sostiene lo siguiente:”… el tipo discursivo a reconstruir resulta novedoso ya que la lógica que lo rige respecto de los géneros tradicionalmente considerados queda trastocada por un remix, donde se enlazan y entrecruzan de manera no convencional, recursos y contenidos generando una red que será singular para cada lector; donde este seguirá las claves textuales a partir de sus propios mapas cognitivos y establecerá una particular forma de interacción con dicho entorno”.(Zalazar, 2008)
De aquel alumno tabula rasa, del que se suponía había que “depositar” conocimientos porque él no poseía ningún tipo de resabio, se pasó a un sujeto que “selecciona”, que es “activo” a diferencia de la pasividad que demostraba el sujeto, pensado como modelo de ciudadano funcional a un modelo de sociedad en progreso constante.
Hay conexión, comunicación y adaptación a cambios vertiginosos. El sujeto se construye y deconstruye infinidad de veces, tantas como las múltiples realidades por las que navega, pues él es un “cibernauta” navegando en un “ciberespacio” que posee las características propias de los cuerpos que flotan.
Las características que señalan los nuevos modos de interactuar en la red indican lo siguiente: “Los usuarios no leen la red, escanean las páginas” y “prefieren la brevedad”, “prefieren la información sobre los hechos”.
Todo lleva a pensar nuevas modalidades que dan cuenta de un sujeto que se educa- educando, un proceso de “andamiaje” constante, a la manera vigotskyana de pensar el conocimiento.
El sujeto, el aprendizaje, su relación con el conocimiento, y las representaciones que se consolidan con el tiempo dan cuenta de diferentes momentos históricos. Según Carlos Neri:” Cada Tecnología representa una época y surge en concordancia con los tiempos sociales y se articula con procesos subjetivos.” (Telarañas,op.cit).
Un sujeto ¿cuál sujeto? Aquel que se ha construido con las múltiples interacciones con el entorno. El, ya no es sino siendo. Tal es así que parafraseando al autor: “En tiempos de aceleración de la mercancía y de identidades fragmentadas el yo parece tener una necesidad de conformación en tiempo real”. (Telarañas de conocimiento, 2008)

A modo de conclusión

El tiempo Presente es aquel que rápidamente evapora aquello que “ya pasó”. La escuela no puede pensarse a la manera sarmientina de formar a ciudadanos con una moral kantiana de la que se pudiera dar cuenta desde los momentos en que el niño ingresa al mundo escolar hasta su muerte. Una revista como El Monitor de la Educación Común, que era el discurso donde se expresaba el oficialismo, controlaba el actuar de los maestros y el aprender de los niños. Las Redes presentes son las únicas que se encuentran controlando lo incontrolable de la sociedad del control. El sujeto no se construye para un futuro, su psiquismo se modifica a cada instante. Los tiempos que se evaporan producen una constante “evaporación subjetiva”. La mente que alberga huellas del pasado tendrá que releerse, pues ese contenido tal vez haya vencido. El vencimiento es aquel que garantiza que haya fechas límites hasta las que el producto puede consumirse, luego nadie puede garantizar que el mismo sea apto para el consumo.
Por ello es importante tener en cuenta que la prevalencia se encuentra depositada en el olvido y no en la reserva y la repetición de los mismos hábitos. Solicitar al Empirismo determinadas enseñanzas es pensar que con esos aprendizajes se pueden realizar grandes conquistas, sin embargo, esos aprendizajes determinan que el tiempo ha pasado y que dicha información se encuentra desvirtuada y descontextualizada, la línea de progreso significa desechar rápidamente aquello que en otros momentos, en tiempos de la Modernidad Sólida se consideran vanaglorias de la civilización, hoy significan productos del estancamiento y de caducidad.
Por ello, cuando se piensa en la sociedad de redes y en los virajes profundos que se ha llevado a cabo en las representaciones o mejor expresado en las conexiones témporo espaciales, se debe tener en cuenta que hay producción de un nuevo sujeto con un nuevo modelo psíquico. El psiquismo, comienza a construirse en forma de fragmentos, no de continuidades y procesos lineales. Todo convive en un tiempo y espacio que pueden ser diferentes, pero que además de ello, se constituyen en un mismo todo. La heterogeneidad se concilia para llevar a cabo determinada homogeneidad. Dicha homogeneidad se encuentra constituida por retazos de experiencias que pueden pensarse como disímiles que no deben encajar en un determinado formato para poder llevar a cabo determinado resultado. El resultado está siendo en el mismo instante en que se encuentra elaborando, y también deconstruyendo, al son que caiga como elemento de consumo o de novedad del momento.

Bibliografía

DESCARTES; R (1637) El discurso de Método Segunda parte Buenos Aires, Losada 1959 (1649) Tratado de las Pasiones del alma Barcelona, Planeta, 1994.

HUME, D (1739) Tratado de la Naturaleza humana; 1981, Madrid, Editora Nacional
Libro I: Del entendimiento.

Bauman, Zygmunt. Vida Líquida. Paidós. Barcelona, 2006.

Neri, Carlos. No todo es click: Usabilidad, accesibilidad y experiencia del usuario en la Web. Libros y Bytes, Buenos Aires, 2006.

Vygotsky,L. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Crítica: Barcelona, 1988.

Vygotsky, L. Pensamiento y Lenguaje. Fausto: Buenos Aires, 1995.

Neri, Carlos- Zalazar Fernández, Diana. Telarañas de Conocimiento. Educando en Tiempos de la Web 2.0. Libros y Bytes, Buenos Aires, 2008.

Rossi, Lucía. Teóricos Desgrabados, 2004. Historia de la Psicología CAT ll. Secretaría de Publicaciones. Facultad de Psicología. UBA

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