tecnología, educación y subjetividad

Entre lo real y lo deseado. Participación y Web

japoneses fotografiando en grupo al Gernica

La situación de Assange y Wikileaks ha traído al ruedo nuevas visiones sobre el peso de la Web en la construcción de una nueva ciudadanía.  Por estos días se han escrito infinidad de artículos y comentarios  señalando el inicio de una nueva era donde la participación horizontal generaría cambios fundamentales en lo social. El Caparazón de la mano de Dreig, a quien seguimos atentamente expresa en Generación We, Innovación social y sociedad 2.0 esta tendencia. Tomemos un parrafo significativo de su artículo;

“Ni los políticos representan al pueblo, ni Times representa al pueblo, ni sabemos muy bien ya, si lo pensamos profundamente, bajo qué tipo de totalitarismo vivimos.  Y es que mientras en Internet han estado unos cuantos locos, frikis, desubicados, jugando a ser periodistas, escritores, músicos, etc… y llenando a la vez los bolsillos de unas cuantas marcas al uso (llámense Facebook, Amazon, Paypal, Mastercard, Apple, Microsoft, Google y tantas otras), no ha habido  demasiado problema. Pero ahora que asoma la sociedad postdigital, la que es permeable a lo que sucede en la red, la que a través de las mismas marcas y el mismo sistema de enriquecimiento de unos pocos, ha puesto en los bolsillos de los ciudadanos armas de destrucción masiva de secretos, de artimañas para cubrir delitos, de muchas cuestiones consideradas intocables, la cosa cambia…”

Si bien podemos acordar en cierto diagnostico, también pienso que existe un entusiasmo excesivo al considerar las relaciones entre la realidad en la red y sus efectos reales sobre las representaciones sociales de los sujetos contemporáneos.

Nada de esto es nuevo y voy a traer a colación un artículo que publiqué en Junio del 2006, Respondiendo a la rebelión de las masas de Logicola, donde discutía con Mort de Logicola sobre el arte y la participación popular  a la luz de la web 2.0. Un parrafo en esa discusión creo que vale la pena republicarlo :

“Ni la sacralización del arte ni el entusiasmo de lo amateur aparecen como puntos de referencia sólidos para reflexionar claramente sobre las nuevas relaciones entre arte y masas. Recuerdo que una polémica similar se dio hace muchos años con el surgimiento de las cámaras de video y la utopía de que cualquiera podía ser cineasta. De todos modos el planteo de los medios actuales es más abarcativo dado que no se limita a la producción sino abarca también la distribución y a mi entender es esa posibilidad de la distribución la que condiciona los modos de producción. A todos los anima el espíritu de ¿democratización? de los medios de comunicación. El tema es si tal espíritu autoriza a diluir las fronteras entre los saberes profesionales y el ímpetu amateur. Pienso que lo que esta ocurriendo es que el abismo existente entre consumidores de contenidos y productores no se cierra, pero se abren otros caminos, senderos que se multiplican por miles, alrededor de la ruta principal, que hacen que las formas tradicionales busquen una modernización y los que nunca podrían haber estado en un medio, tengan la oportunidad de generar el suyo propio. La historia nos dice que en algún momento las novedades dejaran de serlo, muchos amateurs encontraran otros caminos y muchos profesionales habrán incorporado la frescura en los medios tradicionales. Estamos como participantes el fenómeno y a su vez testigos de un gran experimento social para generar una nueva estabilidad…”

Es cierto que el caso Assange y Wikileaks pone sobre el tapete las relaciones diplomáticas y la hipocresía, pero también es cierto que los medios que sostienen los experimentos participativos en la web, fueron los primeros en “castigar” a Wikileaks  sean estos proveedores de hosting, o mecanismos de recibir donaciones como paypal. Ese mundo real pone los límites y quizás de eso se hable poco.
Queda abierta la pregunta acerca de cual es limite posible para que la conectividad y los recursos distribuidos que nos jactamos sigan funcionando y no nos corten el chorro de esta insipiente democratización, que a veces todos pecamos de creer que tiene un alcance mayor que el real en potencia de trasformación.

pd. La foto la tomé en Octubre con el guernica invadido de turistas japoneses

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