tecnología, educación y subjetividad

Que cocodrilo tan feo. Cuando real es virtual

Hace varios dias que quiero comentar acerca de algo que se publicó en SmartPlanet y que reprodujo Clarín. Va en la línea de los temas de la relación real-virtual que hemos venido tratando. Escribe Eduard Punset:

“…Me contaron la anécdota de un amigo científico, que por entonces trabajaba para Walt Disney como investigador, que explicaba cómo en Orlando, Florida, acababan de construir un parque temático de Disney llamado Animal Kingdom, lleno de animales reales. Los primeros visitantes del parque se habían quejado de que los animales no eran suficientemente realistas, porque comparaban los animales biológicos con los robots animales de Disney World. ¡Los cocodrilos biológicos simplemente se tumbaban al sol sin moverse demasiado!..”

Y aquí esta el tema que tratamos sobre el status de realidad donde desde una experiencia uno dice esto es lo real y otras experiencias, otras mediaciones, van constituyendo otros reales. Da cuenta sin dudas del tema eterno de lo inabordable de lo real, sino siempre mediado. Lo que se plantea son espacios y construcciones distintas y en esto coincidimos con Eduardo:

“Todo lo que antecede ¿es realmente distinto del mundo fabulado y del arte que constituyó la primera gran simulación de los humanos? La simulación digital en curso va a tener efectos distintos de los que tuvieron las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira o los personajes inventados de Romeo y Julieta?”

Enlaces a los temas anteriores sobre virtual-real

Debatiendo sobre lo virtual y la identidad Parte II

Debatiendo sobre lo virtual y la identidad Parte 1

Respondiendo a la era de la distracción con atención

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Sin comentarios to “Que cocodrilo tan feo. Cuando real es virtual”

  1. Juliana dice:

    Si, es la misma pregunta acerca de qué es lo real en verdad; cuál es nuestro punto de partida para poder comparar una esfera con la otra… y el punto en el que se conectan. El otro tema es el del lugar desde el que se vive la experiencia, el lugar desde el que se mira y todo su contexto. Los niños lo tienen a veces tan maravillosamente claro. El recuerdo que me viene a la mente es el de uno de mis hijos tapándome los ojos cuando en Los caballeros del Zodíaco unos de los personajes iba a matar a otro. El me cuidaba a mí (increible), tranqulizandome porque eso pasaba allá, en la pantalla y que lo que yo estaba viendo no era sangre de verdad. Cómo no era capaz de comprenderlo, se preguntaba. Pocas veces me he sentido tan niña. Es el juego de simulaciones e identidades que me hace recordar mi post sobre los cibercafés y las adicciones, donde en un momento escribia: “El mundo de los cibercafés se mueve en dos niveles: el virtual y el real; cada monstruo, jugador o carro del mundo de la pantalla se corresponde con el mando, el teclado o el mouse de un ser de carne y hueso con el cual o contra el cual se puede jugar. Al final, palabras de Fernando, mi hijo menor, lo importante son los “panas”, los amigos de verdad.”

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