Nota: Este artículo lo escribí para una columna en una revista semanal argentina. Por razones editoriales y quizás por los criterios de notas light para el verano no se publicó
La proliferación de relaciones mediadas por computadora se inscriben, aunque los usuarios no lo piensen, en la recuperación o construcción del “otro lugar”, allí se efectúa la función de reciclado de la vida cotidiana donde los sujetos juegan con su identidad. Cuestión que puede ser pensado de dos formas: como preservación de la identidad real para permitirse licencias, o como cambio constante de identidades. El chat y los mundos virtuales como Second Life proponen un terreno donde los marcos de referencia de la vida cotidiana pueden ser más permeables. En el caso de Second Life incluso se puede adquirir una nueva identidad y vivir en un mundo virtual. Desde el punto de vista discursivo nos encontramos ante múltiples conversaciones a gran velocidad donde se observa el desprendimiento de la responsabilidad del sujeto que enuncia. En muchos casos se producen discursos de bajo nivel conceptual, por ejemplo en un chat, que aumentan en lo afectivo al pasar a privado, pero que quedan a merced de una carga de afectividad que en la realidad tendría otros límites. En las nuevas generaciones denominadas nativos de la tecnología muestran una alta capacidad para vínculos múltiples, como un informe televisivo presentaba hace unos días, (una adolescente con 1500 contactos en su msn y una gran velocidad de intercambio), también observable en los sms de celular. Estas características son coincidentes con las formas de vinculación en lo social, lo que siguiendo a Bauman podríamos definir como “relaciones liquidas”. Sólo con levedad en lo afectivo y poca memoria biográfica, se puede fluir entre las conversaciones y las personas. Por eso las crisis afectivas que han producido las relaciones mediadas por chat en personas que provienen de otro paradigma de relaciones y que cargan mochilas de historias se encuentran con lo que suponen un engaño, pero sin embargo de lo que se trata en realidad es de un tipo de sujeto flexible y descomprometido, ya no en el sentido de la búsqueda de sexo casual, sino dentro de una concepción de “vida casual”