tecnología, educación y subjetividad

Es el currículo estúpido.Quien quiera oír que oiga

El miércoles pasados durante el evento de educ.ar hice un reconocimiento publico a la conducción de Educ.ar , en la persona de su director Alejandro Piscitelli. Básicamente sostuve que este educ.ar a se diferencia en calidad,del primer Educ.ar de improvisados y estafadores (remember la maniobra con el dinero de educ.ar y los bonos, Antonito y su banda). Y una de las diferencias quizás está en entrevistas como la que le realizan a Carlos Scolari donde la pregunta que Piscitelli le hace citando a Cesar Coll define todos los dramas de la relación de Tics y escuela. La reproduzco un fragmento para después analizarlo:

“Piscitelli: Estos son datos duros, pero si pensamos en el aporte que hizo allí también César Coll , el análisis se hace interesante. Él dice que las gramáticas conservadoras de la escuela no están enquistadas en la aceptación o no de las TIC sino en la fosilización del currículo: el lugar intocable es el currículo. ¿Hasta cuándo cree que la escuela va a resistir con este currículo monolítico, de largo plazo, que exige que los chicos estén en un mismo lugar por muchas horas durante doce años para luego dar exámenes con bajísimos resultados?

Scolari: —A nivel estructural no sé cuánto es el nivel de fosilización del currículo, pero lo que sí puedo decir es que en España hay un gran problema del que se quejan tanto los sindicatos como los maestros: que no se llega nunca a asentar el sistema educativo. El gobierno de Aznar hizo una reforma educativa, luego el gobierno socialista hizo otra reforma, pero ninguna tuvo el consenso de todos los sectores. En este contexto y con la transformación que vivimos respecto de las formas de apropiarse del conocimiento, la escuela queda mal parada…”

Exactamente el núcleo del problema es el currículo que es sostenido por institutos de formación docentes, por los especialistas en la ciencia de la educación, por los ministerios de educación, donde la llamada didáctica solo busca sostener con leves cambios lo mismo que hace años. Cambiar implica atacar el problema donde se forma, detectar aquellos que entienden que educar es seguir pautas y hojas de rutas, diseñadas desde un escritorio. A la lista también hay que sumarle a las editoriales educativas y sus libros de texto. Permanentemente en educación nos encontramos con los especialistas de las presentaciones curriculares, de las buenas formas. Sobran ejemplos de fijaciones en lo correcto, en lo bien presentado, en lo prolijo, y no me refiero a los alumnos, sino a las presentaciones de programas en la universidad por ejemplo. Donde la misma idea de programa es obsoleta. Hace unos días una colega realiza un cambio drástico en los contenidos de la materia que es titular, cambiando el 90 % del enfoque del anterior titular. Genera nuevas formas de dictado y literalmente da vuelta la cátedra. Desde los especialistas que analizan el programa solo recibe una critica, que una palabra en un contenido no estaba bien conjugada. La forma sobre el contenido.

Mientras no comprendamos que para discutir conocimiento hay que conocer y para implementar hay que trabajar con sujetos reales la educación no cambiará, como señale en el evento mencionado, si las iniciativas Olpc se tomaran en toda su dimensión la educación como la conocemos estalla. Ese el limite de la Olpc y de las tics, la capacidad de los docentes a trabajar tirando el lastre de un pasado, que no los conforma, pero como prefieren eso al riesgo de lo nuevo.

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