tecnología, educación y subjetividad

El cambio no son las maquinas sino la actitud ante la tecnología

El gran desafió de los proyectos de las maquinas para los niños requiere sin dudas de ideas poderosas y una movilidad de los docentes. Sin embargo muchas de las discusiones parecen girar hacia el tipo de maquina o los costos. Alejandro Piscistelli conciente de esto escribió Complejo, sí; absurdo, no. Discutible, sí, defendible también donde señala:

“Si vamos a cuestionar al proyecto por su costo deberíamos entrar en una familia de temas que pasan por cuánto dinero gasta el Estado (nacional y provincial) por chico por año en útiles, cuánta ha sido la inversión en tecnología educativa en los últimos años (cerca de 1500 millones de dólares generalmente malgastados) y qué resultados -más que pobres- se han logrado en este tiempo. También deberíamos comparar costos y beneficios de este proyecto con otros que plantean introducir desde una desktop por chico -en algunos casos reciclada- más laboratorios, máquinas 1 a 1 pero propietarias, etcétera…”

y en otra parte agrega:

“Por ello se entiende la preocupación de la conducción política del proyecto OLPC en la Argentina, que asegura que en caso de concretarse el proyecto se capacitará a 40.000 docentes que tendrán a su cargo al primer millón de chicos que utilizarán eventualmente la máquina (pronto hablaremos de en qué consistirá específicamente esa capacitación).

Pero para entender bien qué estamos haciendo en educ.ar, qué intereses estamos incomodando, y por qué el proyecto está recibiendo muchas críticas pero también una enorme aceptación por parte de los docentes más innovadores y más aggiornados en la convergencia digital, debemos recordar cuál ha sido la principal motivación del ministro de Educación al apoyar este proyecto….”

Hasta aquí la respuesta oficial a muchas criticas (recomendable leer todo el artículo). Ahora bien el problema es inmenso sin dudas, con un desafió que requerirá que esas capacitaciones no repitan los despilfarros de la década del 90.

Son los docentes, pero también las instituciones:

Vengo sosteniendo hace tiempo la existencia de una disociación entre las prácticas de alumnos y docentes como personas en el mercado en el uso de las tecnologías que luego no se plasman en la escuela, donde encuentran un ambiente no solo regresivo sino cargado de impedimentos. Muchos docentes usan tecnología, recursos diversos, pero como sujetos en la red. Al pedirles la incorporación de esas prácticas a una didáctica parecen retrotraerse siglos atrás. Pueden conseguir pareja en la red, hablar con familiares en el exterior, formar parte de las redes sociales más estrafalarias que se les puedan ocurrir pero a la hora de pensar una didáctica atractiva se institucionalizan de tal manera que repiten más de lo mismo. Los alumnos también usuarios de tecnología en el mercado, en la escuela sienten todo como pobre, sin motivación, sin libertad. Es la crisis de una institución que funciona más o menos igual hace años y que resiste activamente, transversalmente, y muchas veces con un automatismo inconsciente los cambios. Este escenario llegaran las maquinas y sus actores deberán estar convencidos que el cambio es necesario, que no se trata de discutir tipos de tecnología sino de una actitud y de un cambio de las condiciones del proceso enseñanza-aprendizaje.

Herramientas colaborativas si hay quien quiere pensar en colaborar

Mientras que en escuela primarias de la Ciudad de Buenos Aires, hay docentes que siguen enseñando a los alumnos a escribir por repetición el alfabeto en su versión mayúscula, minúscula y cursiva. Docentes que ponen el eje en la caligrafía como si estuviéramos en la época de la pluma y que se dicen constructivistas en temas de lectoescritura pero que actúan con el mas llano conductismo y a su vez cantidades de padres que aplauden las tareas y el control y la repetición de su modo de aprender, haciendo activo lo que sufrieron pasivo. Es difícil pensar que harían una cosa distinta con cualquiera de las maquinas.

Mi hija de 6 años juega desde los tres con un editor de texto, cambiando las fuentes, los tamaños, desplazando el texto. Es una nativa de la tecnología que como muchos niños encuentran en la escuela los aspectos disciplinarios y en la maquina la libertad de crear.
En ese aspecto la capacitación que habla Educar debería tener un inmenso lema escrito como quieran pero que resalte la cuestión que las tecnologías de este tipo son ACTITUD.

Darle a un grupo de niños una tecnología sea cual sea la maquina, OLPC o Classmate es ingresar a un mundo de producción colectiva, cooperativo, de crecimiento, de valorización, de proyectos, de singularidades y de regionalidades donde construir, colaborar, compartir son los ejes de las pequeñas producciones. Trabajar con la red y en red. Sin embargo se necesitan docentes capaces de revisar sus prácticas, sus modos de enseñanza, su capacidad de disolver la idea de maquina para pensarla como una herramienta. Y allí quizás esta el gran problema de esta discusión, todos hablamos de la maquina y pensamos en la PC. Todos miramos al universo de nuestras prácticas con la PC y surgen las preocupaciones de la PC. El control de la tarea, el control de los padres, todas cuestiones secundarias a lo centra. Ni la olpc ni la classmate debería ser vistas como computadoras desde lo conceptual. Sino verlas como portadoras de libros digitales, como entradas a universos de multimedias, como museos virtuales a navegar, como elemento s para dibujar y escribir, como equipos para escuchar música o relatos, como modo de comunicación con los otros, como áreas de construcción de proyectos colaborativos, como las mil cosas que se les ocurran que la flexibilidad de los software determinan a los hardware.

Seguir pensándolas como computadoras, y poner el discurso sobre ese eje, es discutir cuestiones de mercado. Ayer en el workshop una de la preocupaciones era el tiempo de duración de las máquinas, que se estimo alrededor de tres años o un poco más. La misma pregunta valdría para esta notebook que estoy escribiendo y estaríamos en la misma duración.

El eje el del problema no es ese. Si mi hija o cualquier alumno viven tres años experiencias colaborativas, construcciones, y cualquiera de las tareas señaladas, serán tres años de crecimiento, de libertad, de producción, de responsabilidad y sintiendo que la escuela la forma con las herramientas que usa la gente.

El cuaderno de los garabatos durara poco, nadie lo cuestiona, los padres lo guardaremos como recuerdo, como lo ha hecho mi madre y al comparar las dos generaciones sentiré que nada cambio, que la escuela pone barniz y colores, pero lo importante sigue igual.

Por eso la maquina no es el centro sino las practicas y las resistencias el gran desafió para el cambio y no se Alejandro si alcanza solo con los docentes decididos al cambio, porque el cambio no se llama constructivismo se llama quizás cambio actitud ante el conocimiento.

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Sin comentarios to “El cambio no son las maquinas sino la actitud ante la tecnología”

  1. Juliana dice:

    Bingo! Vaya lucidez, Carlos.
    Vuelvo al tema del video de mi post anterior acá, cuando preguntaba si estábamos preparados para la velocidad y me refería justamente a esto que tan atinadamente ilustras en tu post.
    El asunto es que el tema de la actitudes es bastante más complejo porque ellas están enraizadas en la emocionalidad de los docentes y padres, entonces el cambio puede ser mucho más lento de lo que amerita la velocidad con la que cambian las destrezas de los niños.
    Bill Gates balbucea hoy unas frases en torno a la innovación y siento que está tan lejos de comprender de qué se trata, pero al menos dice que son los niños que hoy tienen 10 o 14 años los que van a marcar la revolución digital de los próximos años.
    Cuando nos “entronizamos” en una concepción fija acerca de cualquier cosa se dificulta cualquier construcción alternativa. Cómo se logra la flexibilidad adecuada?

    saludos

  2. karpicius dice:

    Hola Carlos:
    Estoy de acuerdo con vos, esto se plantea mas profundo. Muchos piensan que la llegada de las maquinitas y unas jornadas de capacitación al mejor estilo training center, solucionan nuestras cuestiones en las aulas.
    Cuando leo que se está invitando a planes comunitarios para OLPC Argentina, y leo que la cuestión fundamental es el costo, el retorno de inversión, la tasa de desgaste, cuanto aguanta el color verde antes que se manche con tinta etc, sigo pensando como vos lo haces, como Daniel lo hace, como Diana, como Juliana, como tantos otros, que estan errando el camino aquellos que se desesperan por tener un aula llena de artefactos verdes (o celestes).
    Es evidente que en la foto quedaría lindo, pero vos Carlos, y muchos otros que caminan el país enseñando, saben que la realidad de los docentes requiere de un cambio de actitud ante el conocimiento. Lo expresaste muy bien en el post, y yo pequé de ver el problema solo en los docentes, pero es verdad, habría que ver cuantos de los que estan defendiendo el proyecto a ojos cerrados, han estado en aulas frente a docentes que piensan que la Tecnología Educativa es pavimentar las calles para que los días de lluvia se pueda ir a clases o aquellos que centran su asombro ante una notebook como “cosa de mandinga”.
    Es verdad claro que el tema debe marchar por otros carriles, si marcha por los costos, nos vamos a otras temáticas, pero si marcha por el proyecto como compromiso de cambio, de actitudes nuevas frente al conocimiento, cambios más profundos que solo dictar clases con OLPC´s o Classmate´s, entonces va siendo hora de que se decidan y den una idea, un borrador de lo que tienen pensado hacer.
    Ahora hablo a ciegas, ¿pero cuando piensan tener una propuesta firme? ¿cuando las máquinas estén en las escuelas? si es así, seguimos centrando la cuestión meramente en hardware.
    Esto no es tirar para abajo el proyecto o la idea, es tirar para arriva y hacer presión para que se comience a trabajar de una buena vez. Comprar se mueren de las ganas de comprarlas y poder decir “por que yo traje las Maquinitas y modernice………lo que sea”. pero entonces la propuesta ¿para cuando?, cuando vamos a poder todos a quienes nos interesa la temática, debatir esto en algun sitio sin que se nos tilde de “tecnofogos”. ¿Cuando los pacres vamos a poder opinar? por ejemplo.
    Estoy con vos Carlos, el problema viaja por otro lado.
    Yo se que hay una personita serrana que se muere por meter la cuchara en este tema, animese amigo.-
    Saludos

  3. Carlos Neri dice:

    Gracias por los comentarios fue uno de los post mas difíciles de escribir porque sinceramente me encantaría el éxito de este proyecto. Ademas implicaba las reflexiones que como padre estoy viviendo y por supuesto siendo neutral si se lo puede ser ante la educación de mi hija en la escuela . Pero realmente, aún defendiendo la educaciòn publica y rescatando la tarea que realizan en el colegio que asiste mi hija un hecho cotidiano me asusto, por no decir me aterro. mi madre vino de visita a casa y paso unos días con su nieta y la ayudo con las tareas como loa hacia conmigo cuarenta y tantos años después sin necesidad de actualizaciòn y como si fera un continuo. Nada cambio me decía es como lo que hacia con vos y yo peor pensando, si mamá cambio el mundo pero a la escuela no le avisaron.

  4. Diana dice:

    Desde mi lugar de madre también fue un espanto ver que se repetían con mi hija las mismas prácticas de hace cuarenta años atrás, y no sólo eso hasta las mismas adjetivaciones en los trabajos y las consignas de las tareas. Desde mi lugar de profesional de la salud y la educación teniendo en mi haber un recorrido con especializaciones en clínica y en informática biomédica me resultó inadmisible pensar y realizar mi práctica como la hubiera hecho un colega mío hace cuarenta años atrás. ¿O acaso cualquiera de nosotros se dejaría operar o asistir con los diagnósticos y la terapéutica de los años ´60? Ni siquiera es pensable la supervisión de casos con una mirada que ignore las innovaciones en la ciencia, las crisis de las teorías y sus implementaciones, la resignificación de los fenómenos, etc. Sigo preguntándome porqué con la educación estamos frente a un cuadro congelado en el tiempo.
    Saludos y hasta pronto

  5. jajaja Ale… Yo estoy atascado con una nota grande sobre el tema y no sé si puedo aportar algo diferente.
    Pichón Riviere decía que uno siempre hace sombra en la escena que mira. La objetividad no existe. Él hablaba de una objetividad asintótica. Nunca llega a ser total, por eso es importante el grupo, la discusión. Mi hijo Julián es un típico nativo digital. Renzo, el primo de Ale, también. Cuando hablamos de “los pibes”, la mayor parte de las veces omitimos considerar que esos pibes, a los que se refieren los tecnócratas del ministerio y los lobbistas de la informática, son los de un segmento socioeconómico que se encuentra en la zona norte del Gran Buenos Aires y la Capital; algunos en Rosario, Mendoza, Córdoba capital y alguna ciudad más, pero la mayor parte de “los Pibes argentinos” no son como esos. No son como nuestros hijos o nuestros sobrinos o nuestros nietos. Es cierto que van al ciber y tienen celular, pero hay que mirarlos de cerca manipular las
    herramientas, para comprender que la diferencia va por el lado del sentido, de la motivación, que es lo que no hay en las casas arrasadas por la miseria, la exclusión, el olvido. Esta es una vertiente del problema. ¿qué significa para estos pibes una máquina? Nada de lo que dice Piscitelli. En la mayor parte de los casos portan un objeto simbólico que les permite sentirse integrados. Más importante que el pibe vaya a la escuela o tenga una computadora es que el padre o la madre estén incluídos en un trabajo.

    Otra vertiente son los docentes y la relación con las TICs. En seis años y millones de dólares de inversión, el portal Educ.ar no ha logrado captar el interés de más de 10 % de la plantilla docente del país. Han publicado 14 CDs con contenidos educativos de diversa índole. Alcanza con revisarlos someramente para ver a qué público están dirigidos. Hablamos de casi 900 mil docentes. ¿Cuál es la logica que utilizan para decir que antes no, pero ahora sí van a interesarlos? Una lógica que emana de una estrategia de mercado: Saturación tecnológica. No jodamos. Nos están tratando de vender objetos, tanto como antes nos decían que repartiendo libros en las canchas y en las peluquerías iba a fomentarse el hábito de la lectura. De educación ni mu. Los maestros no leen, no estudian, no se capacitan. En lugar de eso tratan de conseguir puntos para subir en la lista de orden de mérito. Si no se reconfigura la posición socioeconómica del docente, y se los sigue usando como variable de ajuste, demonizándolos ante la sociedad cada vez que reclaman aumento de sueldo o que los (nos) blanqueen; como el ministro Filmus dixit: No se puede hacer nada con los docentes en contra.

    Una tercera cuestión es, lo que dice Diana, “el cuadro congelado en el tiempo”: La educación como praxis de la libertad (Freire) o como estrategia de la dependencia. En EUA no podés estudiar criptografía si no sos americano nativo. ¿qué perfil de estudiante queremos generar? Cuando nos hablan de educar ciudadanía y después en lugar de Educación Tecnológica les enseñan a los pibes a manejar las herramientas ofimáticas de Microchot, están mostrando las costuras. Lamentablemente los defensores del Software libre están tan cerrados en pelearse contra el software propietario, que terminan enojándose con los que usan otra cosa, sin comprender que la batalla es por ganarse a los docentes y no contra ellos. Esto lo hemos conversado varias veces con Adrián Staffolani de Gleducar.

    Una cuarta vertiente es la estrategia pedagógica. Francamente tengo mis dudas, sobre todo por la experiencia que venimos haciendo en Traslasierra con el proyecto CICE, desde hace dos años largos ya, que sea una buena idea el formato 1:1. Eso requiere pibes autónomos y preinformatizados además de profes muy capacitados tanto en competencias informáticas como en manejo de grupos. Y no son los que tenemos. El universo al que nos referimos no es la cátedra de procesamiento de datos de Piscitelli (pobre Alejandro, parece que me la he tomado contra él hoy). Yo trabajo con dos o tres por máquina y me vuelven loco pidiéndome explicaciones una y otra vez o tratando de que los ayude a salir de los lugares donde se meten, porque (dato importante) la pulsión de meter el dedo sin saber dónde, la tienen todos intacta…

    El otro costado de esta vertiente es que se habla de implantar tecnología como si se tratara de una ficción o de la Matrix. Como si solamente hubiera que levantar el empedrado y ahí estuviera el césped. Parejito, eternamente verde, recién cortado…
    No hay alusiones al riesgo, al esfuerzo, al trabajo sostenido, a las metas… Y cuando se elude mencionar estos aspectos, aquí y en la China, me están tratando de vender un hermoso paquetito envuelto en significantes maravillosos.

    Lo van a hacer. Las máquinas las van a meter, por lo menos en un número importante, porque la función de esta gente es garantizarles negocios a sus socios mayores.

    La cuestión de fondo, para nosotros (docentes), es si podremos superar la bronca y poner el foco en ayudar a que los pibes, nuestros pibes reales, puedan aprovecharse de la tecnología…
    Un abrazo
    danielk

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