Los limites a la narrativa multimedial y youtube
Confluyen muchas fuentes para escribir este post. Tres post puestos a dialogar, una clase dictada esta tarde sobre la narrativa multimedial, un comentario lucido de un alumno. El caldero esta preparado y al ir poniendo los ingredientes, nuevas formas y texturas van apareciendo. Hace unos días escribí Los murmullos de la web2 se escuchaban en la web1 , En ciberescrituras Juliana escribió Flickr y Youtube: cuando no es tan fácil matar una marca ,Daniel en el Tilo de Olivos La imagen como relato en el relato y Gerardo en la clase de tecnología educativa aporto, como comentario a mi clase, la idea de que la diferencia entre los inmigrantes de la tecnología y los nativos, es que los primeros piensan los recursos multimediales como sumatoria mientras que los segundos como asociación. Con todos estos elementos vuelvo a repensar los “murmullos” para generar una visión mas completa de este pasaje del libro como organizador mental de las producciones a una narrativa multimedial y participativa. En las primeras web el texto heredaba la linealidad y aportaba el hipertexto no con la convicción de un nuevo medio sino como la sumatoria de textos. En ese tiempo la imagen jugaba un papel referencial, casi secundario. El advenimiento de los youtube y lo flickr, ponen los recursos multimediales en foco y arrastran la horizontalidad de la participación, subsumiendo la comunidad virtual a su alrededor. Daniel propone tomar esta cuestión de flickr y armar una narrativa, como buen inmigrante y en términos de Gerardo propone sumatoria (yo hubiese hecho lo mismo) y aquí es donde entra el texto de Juliana, donde muestra la competencia por quien manejará los recursos multimediales que genere la gente.
A la potencialidad de nuevas narrativas estos sitios nos ponen límites. Youtube lanza la posibilidad de remixado o mezcla y edición en línea de los elementos, pero le pone un límite que lo convierte en solo del orden de la sumatoria: lo puedes hacer con tus propios videos, no con los de otro. Aquí hay una cuestión entre legal y de resistencia del medio. Las potenciales producciones se sentido que darían el mesclado de cualquier video, producirían un producto que no seria aporte, o suma al original sino producción estética nueva. Sentidos distintos a los que el autor pensó. Algo similar ocurre con Flcikr y las imágenes de otros. Debemos recurrir a otros sitios para producir el sentido que nos brindaría por ejemplo producir un tema, musicalizarlos utilizando las producciones de otros. Un grupo de fotos arman una secuencia que independiente de los autores originales es otra cosa, otra producción de sentido.
No se trata de robo de películas, fotos, temas musicales sino de narrar pensando asociativamente y en la horizontalidad de la web 2.
Un dato “simpático” es el recurso que agrega Youtube por estos días que permite cambiarle el audio a un video propio. ¿Cambiar que?, la música con derechos por músicas que youtube te propone libre de derechos de autor. Sería anecdótico sino fuese que en este punto se juega la posibilidad de creaciones y remixados con libertad. Esto solo soluciona los problemas legales de youtube y limita las posibilidades asociativas de estos medios.
Como lo vengo sosteniendo hace años pensar en multimedia no es agregar recursos sobre un texto, es construir narrativas desde lo multimedial.
Continuará…
Pd: ¿Demandarían a Picasso por su versión de las Meninas?
Hola Carlos:
Lo que comenzó siendo una respuesta-reflexión a partir de tu post se convirtió en un post en Ciberescrituras… Si quisieras pasar por allí… Creo que nuestro amigo Alejandro ya se prepara para agregarse al coro. veremos.
Un beso
“pensar en multimedia no es agregar recursos sobre un texto, es construir narrativas desde lo multimedial.”
La web 1 es hija dilecta de la imprenta. La imagen adorna, ilustra el texto escrito. El hipertexto (como medio) ya existe en la W1. Lo que cambia respecto a la W2 es la utilización que se hace del recurso. El orden jerárquico desde donde se lo empieza a pensar.
De la misma manera, la imagen, ya existe en los dominios de la cultura de la letra impresa. Lo que cambia, es el valor que se le asigna (después de varias revoluciones industriales) como medio de comunicación, porque puede acompañar mejor la aceleración de las comunicaciones. El texto escrito breve, implementado básicamente por emisores publicitarios, intenta correr esta carrera y logra algún nivel de eficacia, principalmente apelando a imágenes previamente instaladas en la cultura sonoro-lingüística social. Pero rápidamente empieza a vaciarse de contenido (la palabra es un significante básicamente contextual: “Bien durable”, se entiende diferente cuando es un slogan que acompaña una heladera y una marca en un afiche).
Pero la explosión del conocimiento, también ofrece una paleta mucho más refinada de recursos expresivos. La palabra nuestra ya no es la de Cervantes ni la de Shakespeare (Pierre Menard, un adelantado!!), ni siquiera es la que teníamos nosotros mismos después de los últimos 30 o 40 años de producción social subjetiva y de la socialización de este saber que han posibilitado las comunicaciones.
¿Adónde voy? Creo que lo multimedial es un dispositivo de organización de recursos narrativos con diferentes capacidades para interpenetrarse. Siempre en movimiento y siempre en grados diferentes de desarrollo. Algunos, tan antiguos como la palabra, usada de modos poéticos o prosaicos; como letra seca o solamente como como su sonoridad (el “songoro cosongo” de Guillén o “A tonga da mironga du caburete” de Vinicius). Otros tan nuevos como esto que sugestivamente llamamos “video digital” (acaso porque no terminamos de comprender lo que está pasando con la tecnología en los medios) usados para hacer relatos lineales, con hilos temporales que imitan lo real, o basados en etiquetas significativas, que permiten lecturas únicas, porque cierran cuando se intersectan con la base imaginaria del espectador.
No estoy, en principio, muy de acuerdo con lo que dice Gerardo, aunque me parece interesante para pensarlo y darle vueltas. Creo que todos, de una manera u otra asociamos para poder construir sentido. El que produce y el espectador. ¿Cuál es la palabra propia, sino aquella que logramos pronunciar sacando pedazos de significado de todo lo que nos conmueve y dándole un orden propio?. Este es el mecanismo de la multimedia. Creo que pensar en términos de sumatoria, aun cuando el producto nos resulte lineal, aburrido o con demasiadas yuxtaposiciones de elementos, sería simplificarlo excesivamente, casi canibalizarlo, lo cual, a mi modo de ver, termina estableciendo una barrera de acceso al sentido.
(y pensar que no iba a escribir nada…) Un abrazo
danielk
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